jueves, 15 de agosto de 2013

At the cut






No se oye ningún despertador. Para despertarse a las 14:00 horas no hace falta. Gira sobre su cuerpo y estira los brazos hacia los reposabrazos de la silla de ruedas que está pegada al lado derecho de la cama. En el aire coloca su cuerpo mientras se gira para encajar sus glúteos en la silla mientras esquiva los reposapies. Cuando está sentado los cierra. Hace rodar las ruedas sintiendo sus brazos después de unas doce horas de sueño. Va al lavabo y se echa un poco de agua en la cara. Después se dirige al ascensor que está al otro lado de su habitación. En la planta baja aparca en el comedor. Enciende la tele sólo para asegurarse que no ha ocurrido otro 11-S y la vuelve a apagar. Coge su guitarra. La guitarra que tiene en el salón. Tocando no olvida que tres de sus dedos de la mano derecha no pueden abrirse y rasgar las cuerdas. Aunque le baste con dos. Sus rodillas se golpean una y otra vez dentro de la silla mientras toca. Dentro de esa silla hay más movimiento que en muchas personas enteras. Su cuerpo se revuelve. Grita y habla. Canta. Aunque el dolor no se vaya. Ni las facturas de los hospitales que ascienden a unos 70.000 dólares. Es 25 de Diciembre y Jesucristo no ha vuelto con ningún regalo.  Suelta la guitarra y se va al porche trasero. Allí coge otra guitarra. La guitarra del porche trasero. Y canta a la sombra sobre la madera americana. Lejos de las miradas de la gente en el porche delantero. Y así todo lo que tiene que decir se  dice. Dos horas después está en el hospital en coma por una dosis letal de relajantes musculares. Y al cabo de otras horas ya no habrá más preocupación por las facturas médicas. Sólo quedó una: “Decídselo a Kristin”.














martes, 6 de agosto de 2013

La Pathos Andaluza.


 La jondura del andaluz traspasa los siglos. Traspasa los campos. Verdes, blancos. Las máquinas que zarandean los olivos, las cosechadoras. Traspasa las tabernas, la suciedad. Europa, el Oriente. La jondura del andaluz es nuestro canto. La libertad. Ese misterio primitivo. Balbuceo de nuestra tierra. Tierra de jilgueros y lobos. De un grito silencioso más profundo que la seguidilla incluso. La gran y última expresión de la pathos andaluza. La que baña los ríos y los rostros del andaluz.
El progreso productivo no entiende de lenguajes prehistóricos. Los nuevos caciques que nunca se han ido no entienden de necesidades ni inflexiones. Nuestro canto y nuestra habla es una misma cosa. Un mismo corazón infinito de ruidos.

 Somos un pueblo triste, un pueblo estático. Dijo ya Lorca en 1922. ¿Y qué ha cambiado en nuestro pueblo?. La piel algo menos quemada por el sol. Menos curtida. Algo menos acalorado gracias al A/A. Pero nuestras espaldas siguen soportando el mismo peso. El peso del amor. De la muerte. En busca de esa señal salvadora en nuestros cielos. En la sierra. En la costa del Mediterráneo. Qué fonemas usar para expresar eso. Qué oscuridad salvar bajo la sombra de Despeñaperros. Somos el oriente hispánico. La gravedad de la psique castellana. Nada de medias tintas. O el pozo ciego o la luz. O la Pena. O tus besos. Siempre la noche realmente. Estrellas encerradas en un silo de vaguedad. Al cual no se entra con gramáticas. “flotando en el viento como vilanos de oro” . ¡Qué espíritu el nuestro! Lleno de llantos. De Poesía. De Sangre. Una sangre hervida bajo el sol. En los campos. En los invernaderos. En el hormigón de agosto. Ahora desierto de nuevo. Elegía del capital.

 Estamos destinados al infinito. El patetismo andaluz perdurará. No será borrada esta pasión. No cabe destrucción. Eso sería la resolución. El infinito plasmado. Nuestros ritos pueden ser entendidos o criticados. Incluso por nosotros mismos, hermanos. Hombres que rechazan la sencillez y a los hombres extraños. Nacidos bajo el mismo sol. Aunque no todos martirizados por él. Represores de la raza. Que no oyen ni poseen el grito. El grito eterno del andaluz. Bajo la noche.





* Texto inspirado en la conferencia en el Centro Artístico y Literario de Granada el 19 de Febrero de 1922 de Federico García Lorca.