miércoles, 19 de noviembre de 2014

El invierno del águila


No creáis que mi aliento se convertirá en mero vaho. Que este largo invierno oscuro será iluminado por el fuego. Con un ejército pagano de vodkamen muertos al frente, dispuestos a arder antes de emprender el último viaje navegando por las frías aguas donde la carne varaba. Un ejercito comandado sin hombres. Sólo almas huesudas de espadas y esputo. Esclavos. Desfilando contra aquellos que cortaron nuestra calefacción, que nos dieron de beber la mentira y su orín. Aquellos que arrodillaremos como águilas de sangre y abriremos en sacrificio de destrucción. Mostrando sus cancerígenos órganos como prueba de su final. Porque la redención no los ocupará. El nacimiento de la primavera no será mirado por sus ojos. En el deshielo de sangre sólo habrá sitio para nuestras gargantas cerradas. Que se abrirán en un grito sediento.






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