Matar al padre. Matarse a uno mismo.
Matar la tierra de tu intestino. Matar tus células. Matar los
parásitos de tu espalda. Matarse a uno mismo, de nuevo. Matar el
amor. Matar la vida. Matar la muerte. Matar al asesino. Matar la
palabra. Matar la tierra. Matar el mundo. Matar la vida, de nuevo.
Matar el lenguaje. Matar tu boca. Tu lengua. Tu garganta. Matar
frente a la ventana. Matar en el sótano. Matar frente al fuego, en
invierno. Matar frente al fuego, en verano. Matar el sacrificio.
Matar la voluntad. Matar tu hogar. Matar la cueva. Matar el invierno.
Matar sobre la nieve. Matar los días. Los domingos. Matar el tiempo.
El pasado. El futuro. Matar el sueño. Matar el ruido. Matar tu
mente. Matar tus ojos. Matar tu olor. Matar la piedra. Matar el
lápiz. Beber tu sangre. Matarse en bucle.
sábado, 26 de abril de 2014
martes, 22 de abril de 2014
Los extraños
Gente que se mira, que un día fue y
hoy no es. Algo. Nada. Que no se miran. Ahora. Que se vacían y se
llenan, a solas, a diario. El uno sin el otro. Algún mensaje. Alguna
pieza de algo adornada con restos de sentimientos. Fingida
educación. Emails fantasmas. Móviles martillos. Rostros perdidos.
Calles separadas y desconocidas. Sin roces de brazos. Ni miradas
cómplices. Sólo extrañeza. Como rostros que se cruzan en una
siesta. En un círculo con esquinas. Rasgadas entrañas que no se
saludan. La rabia deja de ser suplemento alimenticio. El aire es
suficiente. El vacío lo es todo. El vacío que es uno. El lleno.
lunes, 21 de abril de 2014
Hoy, la muerte
Todo se resume a la muerte. Siempre la
muerte. Pequeñas muertes. Personas muertas. Compañeras muertas.
Amigos muertos. Personas amadas muertas. Personas odiadas muertas. Tú
muerto. Día a día. Al cabo de un rato. Tus extremidades muertas. Tu
cadera. Tu cerebro muerto. Tu alma muerta. Tu garganta muerta. Tu
olvido muerto. Tus manos y tu boca muertas. Grandes muertes. La luz
muerta. La tierra muerta. El mar. El cielo muerto. Los gritos
muertos. Los días mueren. Los años. Los momentos y los segundos.
Las fotos mueren. Las cámaras de cine. Los actores. Los albañiles.
La mierda muere. Los asesinatos mueren. Y con cada muerte nace un
vómito. O la muerte es un vómito. O la vida es un vómito. Porque
después de cada muerte viene una vida. Una vida de muerte. Otra
muerte. Todo es muerte. Siempre la muerte. La muerte es vida. La
muerte es muerte. Todo es muerte.
martes, 1 de abril de 2014
William S. Burroughs
William Burroughs es el padre. Servando
Rocha lo sabe. Kurt Cobain lo sabía. Jack kerouac lo supo. Yo lo sé.
William Burroughs es un gato. Un yonqui. Un Dios-estatua. Un asesino.
Un Queer. Un escritor. William Burroughs es el enamorado del aullido.
Un intelectual. Un punk. Un collague de benzedrina y heroína. El
sexo. William Burroughs es el padre. ¿De cuántos hijos? ¿De qué
sangre? William Burroughs es una aguja. Un agujero. El eco del virus.
El oriente contra el conjuro del oeste. William Burroughs es el
padre. Huyendo del control. Del sueño rojo. El creyente. La visión.
El vencedor. El derrotado. El golpe. El ritmo. La vida. La muerte. Un
gato con un pequeño gorrión en el estómago. William Burroughs es
el padre.
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